La seguridad privada responde a la crisis

Aproser, que reúne a las empresas que representan el 80% del negocio, encarga un estudio para adecuar sus servicios. En Cantabria los vigilantes inspiran más confianza

El ámbito de la Seguridad privada afrontó el pasado año la primera caída anual de su historia. La simbiosis del sector con el estado de salud económica del país se traduce en los resultados. Con lógica, si el ámbito privado quiebra, todos los servicios diseñados para ese mercado sufren la debacle.
Ahora, la prioridad se fija en el capital humano. En los cerca de 100.000 puestos de trabajo que emplean a profesionales y que penden de un hilo. Lo vertiginoso de una caída con especial aceleración en el primer trimestre del pasado año cierra el ejercicio con la suma de cinco trimestres de crecimiento negativo, desde finales de 2008.
Las cifran remarcan la línea negativa en los dos ámbitos críticos para el desarrollo: la demanda en el área de transporte de fondos, que descendió un 5,8% en el último año; y el segmento de vigilancia y protección, donde la pérdida de negocio ascendió al 4%.

 
Reacción a la crisis
Visto lo alarmante de los datos, la reacción llega a través de la Asociación Profesional de Compañías Privadas de Servicios de Seguridad (Aproser). Las 13 empresas constitutivas de la sociedad acumulan el 95% del global de servicios de transporte prestados en España, un segmento que en los últimos años, igual que el área de vigilancia, había experimentado un crecimiento sostenido continuado. El vuelco de los mercados y la crítica situación económica ha dado al traste con el crecimiento, revelando en la práctica un razonamiento que ya quedó claro en la teoría: la seguridad privada es un sector cíclico que tiene una directa correlación con la situación económica del país, medida en términos de PIB.
Aproser toma medidas, y en primera instancia se centra en la especialización del servicio. ¿De qué manera? Conociendo mejor al cliente y segmentando la oferta. Un amplio estudio encargado por la asociación detalla las preferencias, opiniones, necesidades y demandas de una muestra de personas en diferentes lugares de España. Los datos revelados sobre la temática en Cantabria son concretos, y muchas veces sorprendentes.
La primera dicotomía asoma al tomar en cuenta los dos primeros datos. «La seguridad que inspiran los vigilantes es superior en Cantabria en comparación con el total de los españoles», afirma el análisis que tuvo en cuenta la opinión de 100 cántabros a través de unas entrevistas telefónicas. El 78% de los cántabros tienen una imagen bastante positiva sobre este asunto, frente al 72% de la media nacional.
Sorprende si se avista el segundo apartado. «En Cantabria se ve en menor medida al vigilante de seguridad como una figura de autoridad, si bien se le reconoce que su labor complementa a la policía». El 48% de los cántabros no tienen en cuenta la autoridad para la figura de este gremio, frente a un amplio 56% nacional que sí lo tiene.
El positivismo inunda también otra de las cuestiones. «En comparación con la media nacional, los cántabros tienen una mejor opinión de las empresas de seguridad». Un amplio 71% mira de lejos al también más que aceptable 63% nacional de personas que opinan de forma positiva sobre las empresas que amparan a los profesionales del sector. Sobre esos mismos trabajadores, las respuestas tienden al positivismo. Un 78% de los cántabros tienen una buena imagen del profesional de seguridad privada y un 69% opinan de esta manera en la media de España.
El desconocimiento del verdadero fin del negocio de las empresas de este sector alumbran datos reveladores. Un 15,7% de los cántabros solicitan mayor presencia de estos profesionales en la vía publica, en las calles. Los colegios, Universidades e Institutos focalizan las zonas donde en segundo lugar mayor demanda existe (9,3%). Los parques, supermercados y mercados empatan en un 5,7% de esperanzados ciudadanos que aguardan que algún día puedan disfrutar de mayor seguridad. Ello pese a tratarse de un negocio que en ningún momento, ni solicita, ni puede trabajar fuera del estricto ámbito privado.
Por último, y para cerrar el estudio, un abrumador 63% de los cántabros creen que la ley no ampara lo suficiente a los vigilantes de seguridad privada. Otro ámbito en el que sí se demanda cambiar las cosas.



Fuente: El diario montanes

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