Los extremistas, con 120 grupos, han logrado infiltrarse en las revueltas mineras, en el 15-M y en las protestas antiprivatización. Las 54 detenciones llevadas a cabo en 2013 triplican las del año anterior
Los grupos anarquistas se han convertido en una de las principales preocupaciones de las Brigadas de Información de la Policía española, que se mantienen en alerta permanente ante el incremento de su actividad y la virulencia de sus últimas acciones, entre las que se incluyen sendos artefactos explosivos en la Catedral de la Almudena (Madrid) y en la Basílica del Pilar (Zaragoza).
El Ministerio del Interior cifra en 120 las organizaciones anarquistas activas en la actualidad y en medio centenar los grupos de ultraizquierda y antisistema. Las acciones de estos grupos anarquistas tienen objetivos diversos, pero básicamente están centradas en atentados contra instituciones del Estado y la Iglesia –en los que no evalúan las consecuencias en vidas humanas–; asesinatos selectivos con trasfondo ideológico; ataques a empresas y sucursales bancarias, y revueltas callejeras, en las que también participan otros grupos antisistema y de izquierda.
Además, entre sus propósitos latentes podrían estar los responsables de prisiones, a los que tildan de secuestradores y carceleros, escudándose en las palabras del anarquista ruso Mijail Bakunin: “Sólo podremos sentirnos libres mientras no exista un solo preso”. Este objetivo queda reflejado claramente en la web de la Cruz Negra Anarquista Meditérranea-Sur, donde se asegura que su lucha es “por los compañeros libertarios secuestrados por el Estado y el Capital y por la abolición de los centros de exterminio que son las cárceles”.
En los últimos meses, según las mismas fuentes, los anarquistas han logrado infiltrarse, en mayor o menor medida, en movimientos asamblearios ciudadanos; en sociales, como el 15-M o el 25-S; en las marchas mineras e incluso en protestas ciudadanas y sindicales en contra de las reformas económicas del Gobierno de Mariano Rajoy. Dos activistas libertarios griegos, Mario Tursunidis y Kostas Jasanis, que abogan por la radicalización del movimiento anarquista para “hacer frente a la política represiva del Estado”, participaron en unas jornadas organizadas por la Coordinadora Anti-Privatización de la Sanidad Pública Madrileña. Mientras, los encarcelados en Barcelona el pasado mayo por defender la violencia urbana formaron parte de las revueltas mineras en Asturias.
La Policía ha detectado que los anarquistas se están infiltrando en los movimientos antisistema para utilizarlos como cobertura, sin que en muchos casos estos últimos sean conscientes y sus fines no sean exactamente los mismos.
Los anarquistas españoles están organizados en grupos de afinidad pequeña y desde hace años están siendo avalados y asesorados por grupos internacionales, fundamentalmente italianos y griegos, y en algunas acciones han participado de forma conjunta. El modelo a seguir son las actuaciones de los violentos y organizados grupos anarquistas helenos –“terrorismo puro y duro”, según la Policía española–, en pugna constante con un Estado debilitado por la crisis y la corrupción, el capital y las potentes organizaciones de ultraderecha griegas.
En España, el denominado “Comando Insurreccionalista Mateo Morral” se ha atribuido la colocación del artefacto explosivo en la Catedral de la Almudena y de la bombona de gas que explotó en la Basílica del Pilar. Desde principios de 2012 se han contabilizado hasta 20 atentados con artefactos explosivos y cócteles molotov, cuyo objetivo eran sucursales bancarias y empresas, en Cataluña, Madrid, Galicia y Andalucía. Los detenidos en lo que va de año –54– se han prácticamente triplicado con respecto a 2012.
Hace poco más de tres años, cuatro anarquistas apuñalaron en Valdemoro al entonces menor de edad Javier Peinado. Fueron condenados a 38 años de prisión. En mayo de este año, el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz envió a prisión a cinco presuntos integrantes del grupo anarquista Bandera Negra. Los detenidos habían justificado las acciones de ETA y Grapo y la violencia urbana y participaron en las revueltas mineras que tuvieron lugar en la localidad asturiana de Mieres.
Además del Comando Insurrecionalista Mateo Corral, que utiliza el nombre del anarquista español responsable del atentado contra Alfonso XIII y Victoria Eugenia en el que murieron 23 civiles, hay otros grupos, en principio no vinculados con actividades violentas, pero que impulsan acciones anticlericales, contra la “represión carcelaria” y que invitan a activistas griegos e italianos a participar en sus diferentes proyectos. Así, está el Grupo Anarquista Mayo Negro, creado en octubre del año pasado con el objetivo de luchar contra la propiedad privada, el principio de autoridad, el Estado, la política, la religión y contra todos aquellos poderes que obstaculizan la total emancipación del ser humano. Su primera acción fue impulsar un acto anticlerical que incluía una “fiesta anti-cristo”. Y Novembro Negro, constituido en las mismas fechas en Galicia, que asegura propugnar un anarquismo no violento, ecologista y defensor del ciberactivismo.
FUENTE DE LA NOTICIA: LA GACETA
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