La sección tercera de la Audiencia Provincial de Valencia ha decidido suspender el juicio a dos guardias civiles de Tavernes Blanques (Valencia), acusados de torturar a un hombre que cometió un hurto en un centro comercial de Alboraia en 2008, hasta que estudie unas grabaciones inculpatorias.
Esta decisión se ha producido después de que las defensas de los dos acusados solicitaran hoy martes al tribunal la suspensión del juicio al entender que se debían excluir de la causa unas grabaciones efectuadas a sus representados. El tribunal ha tomado en consideración esta solicitud y ha pospuesto el juicio hasta que decida si anula o no las escuchas.
Los agentes, para los que el ministerio fiscal pide una pena de 10 años de inhabilitación absoluta y dos de prisión, están acusados de torturar a un detenido y de obligarle, incluso, a bailar salsa, dado su origen cubano.
El incidente tuvo lugar sobre las 13 horas del 26 de enero de 2008, cuando ambos agentes, que se hallaban en servicio, recibieron un aviso para que se personaran en un centro comercial de Alboraia, donde un vigilante de seguridad tenía retenido a un hombre --la víctima-- que supuestamente había cometido un hurto momentos antes.
Para instruir las diligencias policiales por el presunto hurto, los agentes hicieron que el hombre subiera en su vehículo oficial para trasladarse hasta el puesto de Tavernes Blanques. En el coche también se subió el vigilante de seguridad que lo había retenido, al que el fiscal también acusa del mismo delito en calidad de cómplice.
Una vez iniciada la marcha, en lugar de dirigirse hacia la localidad de Tavernes, fueron hacia la zona del barranco de Carraixet, situada en la parte posterior del centro comercial. Allí, uno de los agentes pidió la porra al vigilante de seguridad, abrió la puerta trasera, donde se encontraba el detenido, y comenzó a golpearle mientras le preguntaba por la persona que supuestamente le acompañaba al cometer el hurto, según consta en el escrito del ministerio público.
Además de pegarle, según el escrito del fiscal, el agente le humillaba diciéndole si era una mujer o una 'maricona', y le amedrentaba con darle una paliza, sin que ninguno de los otros dos acusados intervinieran en momento alguno para impedir la agresión.
A continuación, el agente volvió a subir al vehículo y reanudó la marcha dirigiéndose hacia el cuartel. En el trayecto, el otro agente también preguntó al detenido por su identidad y domicilio al mismo tiempo que le golpeaba y le decía que dejara de llorar o le pegaría otra paliza.
Además, le llamó "payaso" y "mentiroso de mierda", y le insistió para que le respondiera diciéndole que no mintiera o le meterían la porra por alguna parte de su cuerpo y se la sacarían por la garganta. Estos hechos quedaron registrados a través de un sistema de captación de sonido que fue instalado en el vehículo oficial, tras ser autorizado mediante un auto.
Mientras los agentes instruían el correspondiente atestado por la falta de hurto, ya en dependencias de la Guardia Civil, continuaron golpeando y humillando al detenido, al que llegaron incluso a obligar a bailar salsa, dado su origen cubano.
Ante ello, el ministerio público solicita una pena de 10 años de inhabilitación absoluta y otros dos de prisión para los dos guardias civiles por un delito de torturas; y otros nueve meses de cárcel y seis años de inhabilitación para el vigilante de seguridad.
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