La explosión registrada en la sede de Foncalor la pasada madrugada hizo saltar cristales, acero y cascotes por el aire.
Un potente artefacto explosivo rompió la tranquilidad que reinaba la pasada madrugada en la avenida de Martínez Garrido de Vigo. El objetivo del ataque fue la sede de la patronal provincial de los fontaneros e instaladores de gas y aire acondicionado, Foncalor, parte de cuyo local quedó prácticamente destrozado. No fueron los únicos daños materiales de una deflagración que causó el pánico entre los vecinos, que se despertaron sobresaltados por el estruendo: la onda expansiva que sembró de cristales y escombros la acera y la calzada afectó también a cuatro viviendas, a la carnicería de un edificio contiguo y a cuatro vehículos estacionados en las inmediaciones. Las primeras investigaciones policiales sobre este atentado en el que no hubo que lamentar heridos arrojan que el artefacto, de fabricación casera, consistía en un recipiente con un kilo de pólvora prensada. Sobre la autoría, fuentes conocedoras del caso desvinculan lo ocurrido de cualquier tipo de conflicto laboral y afirman que la principal hipótesis apunta al movimiento independentista Resistencia Galega, tanto por el modus operandi como por la proximidad de la festividad del 25 de julio. Los investigadores no descartan que los responsables estén asentados en Portugal.
No es la primera vez que la sede de Foncalor sufre un ataque con un artefacto. Hace un año, en plena negociación del convenio del metal, una pequeña bomba de palenque estalló en el local y también causó desperfectos. Pero de ningún modo comparables a los de ayer. La brutal deflagración se producía sobre las cuatro menos veinte de la madrugada: una patrulla de la Policía Local que circulaba por la zona del Calvario, concretamente por Doctor Carracido, escuchó una "fuerte explosión" procedente de Martínez Garrido. Al llegar allí, a la altura del 84, los agentes percibieron un inconfundible olor a pólvora y cómo de la sede de Foncalor, que presentaba "grandes desperfectos", salía humo. Mientras los vecinos salían a los balcones, a las ventanas o a la calle asustados por el estruendo, los efectivos municipales alertaron a bomberos y a Policía Nacional, que se hizo cargo de la investigación.
El artefacto fue colocado en uno de los escalones de acceso al local de la patronal, en plena calle. Varios viandantes acababan de pasar por esa acera apenas minutos antes de la explosión. "Esto es una bomba en toda regla; acababa de entrar gente en el edificio y a escasos metros había varias personas; pudo haber muertos, desgracias humanas", alertaba consternado Rafael Carrera, gerente de Foncalor, mientras observaba impotente los destrozos. Y es que la verja eléctrica de la entrada y la puerta principal de la sede salieron disparadas varios metros hacia el interior del local, mientras que parte del peldaño de piedra de ese mismo acceso reventó y saltó por los aires. Restos de granito, cristales y acero se convirtieron en "proyectiles" que sembraron el caos en la primera planta de la oficina, un espacio de 110 metros cuadrados que apareció lleno de polvo, trozos de cristales y escombros que dañaron el televisor, ordenadores, el equipo de aire acondicionado o el mobiliario. La potencia fue tal que la cerradura de la puerta de entrada al local atravesó las instalaciones de punta a punta hasta llegar a la sala de juntas, un despacho en el que también había otros restos.
Ventanas rotas
No sólo la sede de Foncalor resultó afectada. Cuatro viviendas del primer y segundo piso de ese inmueble sufrieron daños en sus ventanas. También reventaron los cristales del portal del edificio y casi lo hizo la cristalera de una charcutería colindante. La potencia de la deflagración arrojó restos de todo tipo a la acera y a la calzada: la Policía, que acordonó la zona, mantuvo cortados al tráfico los cuatro carriles de Martínez Garrido durante cuatro horas hasta casi las ocho de la mañana, cuando concluyeron las labores de retirada de los restos.
Agentes de la Policía Científica y del grupo TEDAX de la Policía Nacional se encargaron de realizar la inspección ocular y de recoger los restos que se analizarán para examinar el explosivo. Las indagaciones también estaban ayer encaminadas desde primera hora a intentar localizar y detener a los autores. El alcalde de Vigo, que visitó la sede de Foncalor y a los vecinos afectados, garantizó, tras hablar con el delegado del Gobierno, Antón Louro, que los "objetivos están centrados". "Más pronto que tarde serán detenidos; la gente que realiza esta clase de acciones debe estar en la cárcel", afirmó Abel Caballero.
Fuente: FORODEVIGO
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